Los motivos para realizar una supervisión pueden ser muy diversos. Cuando aqueja algo de la urgencia o de lo irresoluble, de lo confuso o mismo la idea que tenemos sobre nuestra propia inexperiencia, son algunas de las causas más comunes por las que decidimos supervisar un caso. También cuando sentimos que algo de nuestra abstinencia o neutralidad está fallando.Por eso, además de la supervisión, el análisis propio, se concibe como imprescindible en nuestra labor como analistas.